Mi Tía Antonia: la historia de un sueño empresarial hecho realidad!
Iniciar Mi Tía Antonia no fue fácil, teniendo en cuenta que la idea de ser pastelera y de tener un café abierto al público se había venido desarrollando en mi mente desde hacía muchos años. Siempre he sido amante de la celebración de los cumpleaños y de ahí nació mi inquietud acerca del componente que considero el más esencial para este día: El pastel.
Pienso que cada cumpleañero tiene su propia versión del pastel perfecto y eso me encanta… pasteles de chocolate, de vainilla, con frutas, esponjosas y húmedas tortas de tres leches o torta envinada… todas hacían únicas las reuniones de celebración y me daban mucha información acerca de la persona a la que homenajeábamos.
Tal vez de estas primeras observaciones nació mi pasión por la psicología, la que después se convirtió en mi profesión. Sin embargo, el gusto por los pasteles siguió acompañándome durante los siguientes años, como una golosina con la que me regocijaba y no como un simple alimento.
Así me acompañó mi gusto por las tortas a dondequiera que fui durante mi vida de estudiante en la universidad, como profesional en la psicología y como viajera empedernida que soy. Mi gusto por los amasijos se expandió a las galletas, los panes, pasteles de hojaldre, postres; y en cada destino al que llegaba iba probando más cosas, más combinaciones de sabores y más presentaciones de esos dulces que hacen únicos los pequeños momentos.
Uno de los destinos que más recuerdo por una pastelería fue Ushuaia, una ciudad situada en la Patagonia Argentina (allí: exactamente en el fin del mundo) donde visité un café justo frente al Glaciar Martial. La Cabaña Casa de Té fue la materialización de todo que lo que siempre había querido de un lugar para estar feliz. Cada detalle, los colores y olores… la sensación de que allí se podía jugar a la casita nos marcó para siempre a mí y a mi familia. En ese lugar probé por primera vez una torta llamada Red Velvet: una torta que en mi país no se encontraba fácilmente y que me enamoró de los sabores del mundo. Recuerdo haberle dicho a mi hermana cuando entramos a aquel lugar: “Así va a ser nuestro café… vas a ver”.
Las mujeres de mi familia han sido una gran influencia para mi emprendimiento, les explico. Este recuerdo en Argentina fue mi último viaje antes de casarme y lo viví junto a mis padres y mi hermana; sin embargo, tuvieron que pasar muchas cosas, entre esas que naciera mi hijo, para poder materializar ese sueño. Esto sucedió gracias a mi hermana, con quien habíamos hablado muchas veces sobre el tema de los pasteles y la felicidad que generaba en las personas. Ella me dio ese empujoncito perfecto para darle la bienvenida a Mi Tía Antonia.
Por otro lado, mi abuela materna horneó muchos años los pasteles de cumpleaños de sus hijos y, aunque no alcancé a gozar de ese privilegio, este es uno de los recuerdos más lindos que tiene mi mamá de esas fechas especiales. Un día, ella me contó que no había encontrado una persona que hiciera la misma torta que su mamá. Pero yo, sin tener la receta secreta, ni el procedimiento detallado, la sorprendí con una torta muy similar.
El convertirme en madre hace dos años exactamente, me motivó a querer crear en Marcelo esos recuerdos invaluables de las celebraciones de sus cumpleaños y que el sabor de esos días tenga mi huella por siempre.
Ser madre de tiempo completo, además de seguir con mis obligaciones en la empresa familiar y seguir mi sueño como pastelera, ha sido un completo renacimiento, que me ha traído muchos desafíos pero también un crecimiento inmenso como persona.
Para el primer cumpleaños de Marcelo, junto con mi hermana (mi cómplice incondicional en todo esto) nos reunimos para experimentar de la manera más amateur el primer acercamiento a la pastelería. Sin internet, con una caja de mezcla para torta de naranja y con las indicaciones de un amigo pastelero nos aventuramos a hacer los primeros cupcakes de Mi Tía Antonia, que, para esa época, claro está, no tenía nombre. Los cupcakes no quedaron muy lindos pero la satisfacción de haber hecho todo desde cero para celebrar el primer cumpleaños de mi niño se sintió genial.
Su cumpleaños fue en octubre y para esa navidad, mi hermana me regaló un bono para un módulo de un curso de pastelería. En ese momento y como por arte de magia, se fueron presentando todas las condiciones para que empezara mi proceso de tecnificación. Empecé con un sólo módulo, pero terminé haciendo el curso completo; no paré un segundo porque empecé a sentir una increíble pasión por hacer cada cosa que me enseñaban.
Todo el tiempo hablaba con mis profesoras de lo feliz que me sentía de poder hacerle tantas cosas a Marcelo para sus fiestas de cumpleaños, porque ahora no solo sería capaz de hacerle la torta (una de las primeras palabras de mi hijo) sino que podría complementarla con galletas, bizcochos, cakepops, postres y hojaldres. Estaba feliz!
Mi profesora Lía Bolaños, siempre me alentaba a que convirtiera mi sueño en negocio porque vio talento en mí, además de dedicación y pasión, los tres ingredientes que siempre tienen que estar presentes para cualquier emprendimiento. Talento porque sin él no logras entusiasmar a quienes están afuera viendo tus productos, dedicación porque sin ella no puedes generar confianza en quienes quieren conocer tu trabajo y pasión porque sin ella no puedes mantenerte en pie después de un rechazo o después de una larga noche de trabajo o, simplemente, en la carrera diaria para establecerte como empresaria.
Yo siempre le dije a Lía que lo podría hacer más adelante, cuando mi hermana tuviera tiempo, cuando Marcelo fuera más grande, cuando yo tuviera más tiempo… miles de excusas que se presentan a la hora de emprender un viaje a lo nuevo y desconocido. Sin embargo, yo seguía aprendiendo y apasionándome más y más por el dulce.
Un día tuve la idea de regalarle al bebé de mi amiga la torta para la celebración de su bautizo: ese día comprendí todo. Fueron tantas horas de trabajo y tanta la felicidad que generé con el resultado final que supe que tenía que lanzarme. Quería empezar a hacer esto muchas veces, hacerlo sola y hacerlo mejor. Pero para esto tenía que tener personas que me motivaran a buscar cosas nuevas y me hicieran comprometerme con la labor y… si me pagaban por hacer esto, ¡MUCHO MEJOR!
Con mucho miedo, se me ocurrió la idea controlable de ofrecer una vez a la semana un producto entre mi círculo de influencia más cercano (amigos y familiares en Facebook) para que conocieran mi cocina, mi espacio, mi horno y mi habilidad como pastelera sola, obligándome a tener la disciplina de hornear y tener los ingredientes siempre a la mano.
Así nacieron los #viernesdemitiaantonia. Cada lunes ofrezco la receta de la semana (galletas de mantequilla, ponqués de limón, arroz con leche, cupcakes de zanahoria o banano, pies de manzana, entre otros) y espero ansiosa que las personas que más quiero, me hagan pedidos.
Aquellos que ya conocen mi trabajo se arriesgan a pedirme cosas más especializadas y más grandes como organizar un bautizo de un bebé al que asistirán 50 personas. Descubrí que sólo se necesita de organización y orientación al detalle.
Poco a poco me he dado cuenta de que no se necesitan muchas cosas materiales para empezar una empresa como esta. He conocido personas que se angustian por sólo pensar en el logo, empaques, local comercial, maquinaria especializada y el montón de dinero que necesitan para iniciar, pero la verdad, lo que creo que me dio la posibilidad de dejar las excusas como el tiempo, el dinero y el espacio físico, fue la pasión por hacer cosas extraordinarias para celebrar los momentos especiales de las personas que me rodean y la idea de poder mostrarle a mi hijo que nunca es tarde para hacer cosas que te hacen feliz. Con Mi Tía Antonia han venido grandes ganancias, no solo monetarias, sino porque siento que soy más feliz haciendo lo que me gusta.
Obviamente, no sobra decir que no ha sido fácil, pero ¡es tan delicioso como lo que sale cada jueves del horno!
Si quieres ver más de lo que hago, puedes seguirme en Instagram en @mitiaantonia
Tatiana Linares
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http://www.balanceisbliss.com/2016/10/10/mi-tia-antonia-t…-dream-come-true