Hoy Voté y Fue Fácil
De una madre, inmigrante, quien toma decisiones de crianza difíciles todos los días.
Como padres, tomamos decisiones difíciles cada día. Desde qué marca de pañales usar para proteger esa piel suave y sensible del bebé, hasta escoger el preescolar adecuado, comprar orgánico versus no orgánico… es agotador. Y lo hacemos todos los días, todo el tiempo. Cuando escogemos hacer cumplir las reglas versus dejarlos divertirse un poco, cuando decimos sí o no a sus múltiples solicitudes y preferencias, todas las cosas y cualquier cosa que decidimos decir o hacer, tiene un impacto tremendo en el carácter de esa personita que depende casi completamente de nosotros sus padres para ayudarlos a moldearse como buenas y decentes personas.
Tomamos decisiones de crianza difíciles cada día. Y lo hacemos improvisando la mayoría del tiempo porque nadie nos enseña a ser padres. Cuando mucho, tenemos a nuestros propios padres como ejemplo que podemos decidir seguir parcial o totalmente, dependiendo de nuestras propias experiencias como hijos suyos. Y no tenemos opción. Los niños necesitan que sepamos lo que estamos haciendo o, por lo menos, que aparentemos saber mientras intentamos lo que más podemos no arruinarlos. En realidad no tenemos opción. Nadie lo va a hacer por nosotros.
Hoy, mientras manejaba a un sitio de votación temprana, pensaba acerca de las importantes decisiones que estaba por tomar, una vez tuviera el voto frente a mí. Pensé en todas las personas que conozco a quienes no parece importarles votar. Y en todas las personas que van a votar basados en premisas que no han analizado a profundidad. Y luego pensé en mis hijos y cuán importante es este momento en la historia. Y cuando me acerqué a la entrada, escanearon mi identificación y procedieron a entregarme la tarjeta de votación, me sentí abrumada con sentimientos de orgullo y sentido del deber con este país y con mis propios hijos.
Hoy ejercí mi derecho y mi deber de votar. El derecho que adquirí después de pasar por un proceso de naturalización, como inmigrante Colombiana que soy, casada con un maravilloso hijo de esta patria. Hoy, honré a aquellos que creyeron y creen en la democracia y en el derecho de la gente de elegir a aquellos que pueden representarlos y gobernarlos mejor. Hoy honré a este país al que ahora llamo hogar y el cual me ha recibido con brazos abiertos. Hoy honré el futuro de mis hijos, quienes dependen de mí para ayudar a moldear su patria tanto como dependen de mí para ser alimentados.
Concluí que, como madre que toma decisiones difíciles todos los días, no iba a tomar a la ligera la decisión de votar y por quién votar, y la iba a poner en el tope de mis prioridades. Y de ninguna manera estas elecciones han sido fáciles. Han sido tan complicadas, contradictorias y decepcionantes, que las decisiones a tomar parecen muy difíciles. Pero cuando miro a mis hijos y a la comunidad en la que se desarrollan, rodeados de oportunidades y esperanza, donde hay respeto por la vida humana sobre todas las cosas, respeto por nuestras diferencias, amor y respeto por el medio ambiente, donde la integridad y el honor prevalecen, es claro para mí quién representa el carácter que quiero impreso en el futuro de este país y su gente.
Hoy voté porque tuve la opción. Una opción con la que no tuve que improvisar. Fue mucho más fácil que la mayoría de las decisiones de crianza que tomo cada día y estoy orgullosa de haberlo hecho.
